Déjame en libertad,
que ahogada me siento de todas las tempestades,
mi boca se llena de hojas muertas de un otoño fuerte,
y estoy cansada de vivir de frente.
Déjame morir,
porque busco en la absoluta oscuridad existir,
meterme en el cuenco divino de la oscura luna,
olvidar todos los rostros en penumbras.
Olvídate de mi,
mi clamor por este nombre está agotado,
tengo demasiadas heridas y poco espacio,
el cabello se me cae desmesurado,
ya no tengo ganas de seguir hablando.
Suéltame aquí,
el océano es profundo y traga con ansias,
mis sentires son una gota miserable de agua,
el aire se me escapa,
nadie me acompaña.
Desarmame así,
porque intentando encontrar las palabras,
la tierra negra quemó mis pulmones sin alas,
la consciencia ya no me hace falta,
quiero perderme en ninguna otra batalla.
Por eso...
aplasta mi llama,
porque ya no me quedan ganas,
de enfrentar decisiones que me desbaratan,
de escuchar como mi piel se rompe
cuando alguien más abre la boca
y del infierno escapa.
Apaga la luz,
ya no quiero estar aquí.
ya no deseo partir.
ya nada puedo sentir.
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