Vivo entre la tierra y el cielo
Entre el sol, la luna y el mar
Y en nada encuentro consuelo,
Vivo en el jardín de mí soñar…
Algunos días subo al cielo
A visitar a mi Padre en su autocar,
Nubes que dibujan el duelo,
Que ven mis retinas, en su mar…
Entrañables recuerdos del pasado,
Que viajan mil veces, al mas allá
Y siempre encuentro el consuelo
Que ansían mis ganas, de gozar…
Hablo con él y muchos más
La ilusión no tiene dueño,
Por eso vuelo con las almas
Como un viajante, si sueño…
Desvelado, mi corazón y mi alma
Que un día emigrara a las alturas,
Donde ora el Señor en su cima
Y todas las almas, en sus llanuras…
No estoy loco ni mucho menos
Se lo que escribo y predico,
Vivencias invisibles y ensueños
Que en mis noches suplico…
¡Gritando en vos muy alta!
Por si llegan todas mis suplicas,
A la divina y romántica atalaya,
En donde ¡Dios! purifica las penas…
En donde no hay malos ni buenos,
Ricos afortunados y pobres amargados,
En ese jardín todos somos cristianos,
Donde somos lo mismo, sin engaños…
¡Es tan grande el mundo de! ¡Dios! ¡Que todos cavemos en él y por esos mundos del cielo no hay ricos ni pobres todos somos lo mismo!
Modesto Ruiz Martínez / lunes, 01 de noviembre de 2010