~ * ~Sinopsis:
~ * ~Susette tuvo que casarse a la fuerza con Ramón por sus padres y dejar de amar fue cuesta arriba cuando pudo saber que existe el amor después de tantos años casada cuando conoce a Pedro Juan de la Montaña…
Sucesos:
Los padres de Susette tienen una discusión muy acalorada. Los padres de Susette tienen una discusión más humillante cuando la niña Susette se debe casar con el hijo del prominente magnate llamado Ramón. Los padres de Susette poseen una de las empresas más prominentes de toda la región en un pueblo en occidente. Susette sin saber ni tan siquiera sospechar que la empresa de sus padres va a la quiebra se da la mejor vida hasta que un día los padres de Susette le dan la noticia de que se tiene que casar con Ramón para poder salvar a la empresa. Susette a eso no le gustó ni le agradó más ni más. Susette quedó como el dolor o como lo más inestable de un sólo corazón porque aún no había hallado el amor en su pobre corazón. Susette quedó como el mismo dolor cuando el silbido de un sólo temor le corre entre las venas embriagantes de calor y de fríos porque el deseo se convierte en un sólo trance. La vida de Susette se eleva hacia el desastre en poder creer que su mundo es incierto y que su mundo es alterno a sentir lo que conlleva una amarga desilusión. Susette quedó como el deseo o como la vez aquella que encrudece de dolores inertes cuando conoce el amor, pero, ¿qué amor?, si ella no ama ni conoce a Ramón el hijo prominente del gran magnate que acecha con devorar a la empresa de los padres de Susette. Los padres de Susette llegan a un acuerdo efímero y letal como la vez aquella que encrudece el tiempo y la manera de creer en el combate de dar una sola salida en el alma de Susette. Susette en su propia alma se siente como las lágrimas solas, en la soledad cuando queda en deseo y en converger en una sola mala insistencia que se cuece de tormento y de iras en mal convenio, y el convenio era la certeza de casar a Susette con Ramón. Susette en el silencio se debe a que el deseo se convierte en un mal instante, pero, en el alma una sola verdad tan cruel como el mismo momento que vive Susette en este mismo mal instante. Susette en el silencio entre las sábanas curtidas por el sol de mayo se siente como el suave desenlace de caer lágrimas y rodar el dolor por las mejillas de eterna pena. Si arde el deseo de envenenar la parte de sus labios con lágrimas que dan grima y dolor. Susette en el silencio se debate en un alma fría como de costumbre en la sola soledad cuando se convierte la manera de aflojar en el alma una sola insistencia. Susette quedó como el dolor o como la caricia más vehemente de quedar en la amarga soledad y en la hiel de un frío comienzo por casarse con Ramón, un hombre, el cual, ella no ama ni menos conoce. Cuando, Susette desbarata la vida y las penas en un sólo mal comienzo cuando queda adherida como el imán a las frías lágrimas porque sus padres por solventar a la empresa la casan con el hijo del prominente magnate que supuestamente desea salvar a la empresa. Cuando, en el alma de Susette se convierte en la luz del cielo como en el instante de creer en el alma desierta de creer en el combate de una cruel verdad. Si en el destino friolero y de una cruel insistencia se debe a que el alma de Susette siente como una fuerza en el exterior a que se casará con un hombre, el cual, ella no ama más. Y sencillamente se debe a que el silencio en Susette se torna exasperado en el incierto porvenir de creer en el alma desierta de una desventura más viva que el mismo cielo. Susette desafortunadamente cree que el silencio y que el alma combate una seriedad inocua, pero, con una indeleble pena en el alma y más en el cuerpo, destrozando la vida y la manera de creer en que se casará con un hombre llamado Ramón, el cual, ella no ama. Los padres de Susette se elevan en una cruel discusión para poder casar a Susette con Ramón, un hombre que es el hijo del magnate. Susette cree en el alma en una forma y una manera que el destino es frío como el desierto frío. Susette en su habitación perpetra en su alma un escape o una huida. Susette comienza a despilfarrar la vida como el dolor entre sus propios ojos de luz opaca. Susette se siente como el desafío o como el dolor en ser casada con un hombre que ella no ama.
Es sábado y es el día en casar a Susette con el hijo del magnate para poder salvar a la empresa de sus padres sin caer en una terrible y devastadora quiebra. Es sábado y una boda en matrimonio está por comenzar si es la boda de Susette y Ramón, el hijo del magnate más prominente de todo el pueblo en el occidente. La boda se lleva a cabo en la iglesia en el mismo centro del pueblo y Susette está llorando, pero, no de emoción. Susette con vestido blanco, rosas rojas en la mano como ramo de flores, con velo en la cara va de rumbo a unir su vida con la vida de Ramón en una ceremonia privada, pero, ¿Susette vende el amor? y Susette, ¿qué piensa acerca del matrimonio? Mientras, Susette va de camino por el pasillo entre los bancos de la iglesia y piensa en su cruel destino. El matrimonio para Susette es como si fuera un frío tremendo y todo porque ella se casa sin amor con Ramón. Susette y su matrimonio es como si fuera una terrible tempestad porque el insistente corazón se debate en un frío desconsuelo. Susette no siente ni padece lo que es el verdadero amor rumbo al altar. Susette se nutre de rencores y odios hacia sus padres por forzar una eterna relación entre ella y Ramón. ¿Qué piensa Susette acerca del matrimonio?, ella camino al altar, sólo, piensa e indaga que la vida atormenta como lamenta el recelo de la cruel verdad de que se está casando Susette con Ramón y sin amor en una relación forzosa entre los padres de Susette y el padre de Ramón, un magnate que desea salvar a una empresa en quiebra. Susette va de camino al altar y lo que más desea es salir corriendo en vez de casarse con un hombre que ella no ama. Susette debió de sentirse mal y en cuanto al camino del altar una voz que le dice que ¨no te cases con Ramón si no amas a ése hombre¨. Y, ¿qué piensa Susette del matrimonio?, pues, ella de camino al altar sólo piensa que el matrimonio es para la pureza del amor y que el amor no se hizo para ella sino siente amor hacia ése hombre, con el cual, se está casando. Susette de camino hacia el altar sólo se aferra al desconcierto efímero y más consecuente que el deseo de ver en el altar a su hombre al que ama con todo el dolor y con todo el amor del mundo, pero, no no era así, era Ramón, el hijo del magnate, el que desea y quiere salvar a la empresa de los padres de Susette de una posible quiebra. Cuando, ocurre lo que transcurre un dolor de cabeza y es que, Susette deja de amar a un verdadero amor, el cual, nunca halló en la vida. Susette sólo desea ser feliz, pero, con el hombre incorrecto porque no es él precisamente el que ella ama si ni tan siquiera ha logrado hallar el verdadero amor. Susette va de camino al altar sólo imaginando caer sobre el césped y ver al cielo mágico llover o dar ese sol clandestino y lleno de la luz, de la energía solar la que broncea más a la piel o la lluvia la que moja a la piel sin sentidos. Susette sólo piensa en estar en otro lugar y no de camino al altar. Susette va de camino al altar y no desea casarse con Ramón, el hijo del magnate, el cual, desea salvar a la empresa de los padres de Susette. Susette, ¿qué piensa acerca del matrimonio?, que no hay amor ni pasión y… ¿qué hará en la noche de bodas sino ama a Ramón?. Ramón es un joven de apenas veinticinco años de edad y dos años mayor que Susette. Ramón es un joven corpulento, fuerte, se ve rudo y muy tosco, pero, es un joven con facciones en su rostro muy bonitas. Susette, aunque Ramón es tan guapo, no lo ama y ella dice que… -¨nunca lo amaré¨-. La vida para Susette se aferra al frío y al álgido viento que le roza la piel al pasar por el pasillo de la iglesia en camino hacia el altar. La vida para Susette se torna intrínseca, exasperada, con dolor y muy triste en el combate de otorgar la vida en un amor que no siente que es amor. La vida para Susette es ir de camino al altar y decir… -¨acepto¨-.
Susette se casa con Ramón y ya en el altar juró amor eterno y se consagró al amor de Ramón. Susette reparte bizcocho entre la multitud y es el eterno amor de Ramón en la fiesta de recepción en el casamiento de Ramón y Susette. Susette está feliz con el enlace matrimonial, aunque, no lo ama ha honrado su virtud de mujer en un santo matrimonio, el cual, será para siempre si Susette aprende a amar a Ramón. Susette comienza a pensar en su noche de bodas que está próxima a llegar. La noche de bodas para Susette es una noche impetuosa, nerviosa y todo porque no ama a Ramón en el lecho más candente y pasional por el amor de Ramón. Ramón toma por la cintura a Susette, la besa una y otra vez cerca en el lecho matrimonial y, otra vez, la besa esperando que sean correspondidos sus besos pasionales. Ramón al desnudo desea amar vehementemente a Susette, pero, ella no lo ama, ella transige en los besos pasionales que le otorga el hombre, pero, ella no siente nada sino que el amor se ha marchado lejos de su mente y de su corazón transigiendo a un amor tan indeleble como lo es el amor de Ramón hacia Susette. Ramón toma con todo el amor a Susette para hacer con ella el amor. El amor que es todo para una pareja recién casada y si el enlace matrimonial se aferró al descontrol y al desamor por parte de Susette se torna exasperada e intrínseca como el frío tormento en que se debate una sola seriedad en el alma y más en el corazón de Susette. Susette logra esquivar los besos de Ramón porque no pudo más y lloró, Ramón creyó que era de amor por él, y la amó vehementemente y tan pasional que sangró de dolor, pero, no era un dolor intrínseco sino un dolor en su propio interior por perder lo más que quería su amor propio. Si el verdadero amor para Susette nunca lo halló ni lo descubrió jamás en su vida. Si, Susette nunca más se dijo que hallará el verdadero amor, sino que transige y todo por el capricho de sus padres en querer salvar a la empresa con el amor comprado de Susette con el hijo del magnate llamado Ramón. Y, en esa noche, Ramón la amó sin ser cualquier mujer, sino mujer vírgen, casta, pura y tan limpia e impoluta su alma que la amó por el resto de su vida y siempre respetando sus más firmes decisiones cuando Susette ahora era la reina pura e inocente, casta y leal de Ramón. Esa noche de bodas, Susette marcó territorio y más en el corazón de Ramón un camino no extraño si, así, fue su padre con la madre de Ramón. Y Ramón le ofrece toda riqueza y todo su amor contemplando que ella era su mujer, la mujer más casta, más pura e inocente e ingenua que ha llegado vírgen a sus brazos a ser la mujer más preferida del momento. Y, en esa misma noche de bodas de amor lo que le dijo expresamente al oído Ramón a Susette fue que si le da un hijo tendrá riquezas para siempre y que será su único orgullo del amor entre ambos. Susette bañada en sangre virginal le contesta que sí, es lo que mas desea después de ese amor puro e intenso y que Ramón delicadamente la amó como a nadie jamás. Susette se casó con Ramón y en esa misma noche de bodas se aman con todo amor, pero, ¿qué pensó Susette acerca de su virginidad? si eso era todo para el hombre, que la mujer se entregara casta, pura e impoluta y que sea vírgen que sangre de dolor por el amor intacto penetrando con fuerza por amar con amor a Susette. Si para Susette sólo queda claro una cosa que vendió todo hasta su virginidad a un hombre, el cual, ella no lo ama ni lo venera para ser el hombre de su corazón, sino que no lo ama, y se casó forzada para salvar a la empresa de sus padres que se iba a quiebra. Y ella pensando más y más, ¿y si la empresa nunca fue ni será salvada por el padre de Ramón, el gran magnate? Y ¿qué hará ella?, después de haberse entregado en cuerpo y alma, vida y corazón a un hombre que ella no ama.
Para Susette el amor nunca llegó ni ha sido ni será feliz con Ramón, pero, para ésta pareja que no se aman en sí, sino que uno ama y Susette no ama a Ramón ha llegado la alegría de tener su primer hijo. Mientras, que para Susette no es felicidad sino un dolor de cabeza por ser el hijo engendrado sin amor, pero, que ha nacido de sus entrañas y jura que lo amará, pero, que a su padre jamás lo amará porque nunca tuvo la oportunidad de hallar a su verdadero amor sino que casa a Susette forzosamente con el hijo del prominente magnate para poder salvar a la empresa. Susette está embarazada de su primer hijo y en realidad llega la pregunta a colisión de que si ella… ¿deja de amar? es salud, necesidad, o es porque nunca halló a su verdadero amor. Susette está en calma sin que nadie sospeche ni tan siquiera su esposo el joven Ramón. Susette le hace una cena en el hogar de Susette y Ramón para brindar la buena nueva de que espera el primer hijo de Ramón y que será la bendición para ambas familias que han convenido con salvar a la empresa de sus padres. Susette se colmó de mujer valiente y se dijo para sí que… ¿dejar de amar será fácil o muy difícil?. Susette sólo pensaba en esa criatura que tenía en el vientre y que llegó sin avisar ni querer su bienvenida, pero, que ya está en su vientre y qué puede hacer si todo o casi todo se le venía encima. Porque, Susette dice y contempla la jugada de sus padres en querer salvar a la empresa de sus padres a sabiendas de que ella no amaba a Ramón. Y consecuentemente por ella no amar a Ramón quedó como la virgen sin amor verdadero sucumbiendo en un trance directo entre su alma y su propio corazón. La joven Susette se casó con el prominente hijo del gran magnate con la única intención en poder salvar a la empresa de sus padres, por la cual, llegará a quiebra si el magnate no deposita una fuerte cantidad para invertir en la empresa. Mientras, Susette está embarazada y sólo piensa que se quedó sin su verdadero amor realizando un nuevo hogar con un hombre, el cual, ella no ama. Cuando Susette logra olvidar a Ramón por el día es cuando se va a trabajar, pero, luego arriba la noche fría y más se acuerda de todo cuando en el combate de dar un sólo freno nunca frenó la relación entre Susette y Ramón. Y ella, recostada al lado de ése hombre que ella no ama y que nunca lo amará si lo juró en esa cálida noche pensando y sólo hallando a un dolor conmísero desde sus pobres entrañas se dijo una vez más que jamás hallará a su amor verdadero, así que comenzó a la gran idea en dejar de amar. Dejar de amar lo que más ella quería en la vida y que era sentir el capricho autónomo de hallar a un amor sí a un amor verdadero, por el cual, se aferra a la idea de creer que su mundo no cambia jamás. A Susette le creció el vientre enseguida y les parece que es un niño, el cual, le pondrá Ramón Jr. igual que el nombre de su padre. Cuando nace la criatura entre Ramón y Susette se dan cuenta que no era un bebé sino dos bebés. Mayor abundancia y mayor bendición para la familia pero, doble la gran felicidad para Susette y Ramón. Pasa el tiempo y los niños ya tienen diez años de edad y por consiguiente es que han pasado dos lustros en las vidas de Susette y Ramón. Ramón como siempre respetuoso, amante del amor y bendecido por el amor, ama y quiere a Susette como el amor más indeleble de todo hombre que oculta dentro de su interior y es en su solitario corazón. Susette y Ramón no se aman, él no lo percibe aún y él cree que Susette es completamente feliz en su hogar y junto a sus dos niños. Un día, Susette pensando en su propia alma quedó embestida del amor, sólo, piensa y se dice para sí misma ¿qué era el amor? Y la muchacha que, aún, tiene juventud tenía muchos pretendientes que la admiran, pero, todos amigos de Ramón.
Hay una fiesta para presentar la mágica hazaña de cómo va la empresa de los padres de Susette a la empresa al prominente magnate y padre de Ramón. Susette en esa fiesta no deseaba ir porque ella sabe cómo se comporta su esposo Ramón con algunos tragos de Whisky y con la pea que siempre coje en cada fiesta. Y la pea de Ramón quedó derretida ante tantos tragos en la barra que se dio y que se empujó hasta queda completamente extasiado y borracho por el alcohol. A Ramón, sólo, le llama la atención el Whisky y su comportamiento es insoportable para la forma que se expresa y se presenta ante todos en la fiesta. A Susette no le importa su pea ni su mala expresión ante una empresa que posee empleador y empleados porque no le importa nada. Susette comienza a derruir lo que comienza en decaer entre su relación con Ramón y que no puede soportar el olor fétido que despide Ramón al alcohol. Susette tomó a sus dos hijos por las manos y se fue de la fiesta dejando amor, respeto, y honestidad de que su marido tenga la pea más insoportable de todos los tiempos. Él sabe una cosa que si pierde a Susette pierde parte de la inversión que hizo su padre en la empresa de los padres de Susette si existe divorcio y que eso no le conviene a él ni a su prominente magnate. Susette en calma y siempre dispuesta a amar lo que más le conviene y que es tener en bien la relación entre Ramón y ella por posible embate con el bendito divorcio. Ramón jura y perjura que en el alma de una dama como lo era su esposa no podía nunca llegar ni a palpar con una caricia a su débil alma porque sabe hasta dónde llegar con Susette y la pea era una de esas cosas que le hacen falta al amor, al matrimonio y al corazón enamorado de Ramón hacia Susette. Ramón, al otro día, se disculpa de tal forma y de tal caballerosidad con flores de muchos colores para Susette y ella entendió que la amaba como el principio de todo y que no soportaría más una pea y más de Ramón, mucho menos en una fiesta de la empresa. La pea para Susette fue como derribar el momento y cómo la claridad de un sólo tormento en que el deseo se pierde en un trance directo. La vida de Susette no calmó en redención alguna un dolor y una magia en recibir de Ramón el verdadero amor y la compasión, pero, ella no lo siente así, si ella nunca sintió al amor verdadero llegar a su corta vida. Y así fue que en cada fiesta que Ramón comenzaba con la pea lo abandonaba a su gran suerte. Susette toma de las manos de sus niños y se va hacia el hogar a calmarse y a escuchar la paz. Susette no calma en redención lo que le hace Ramón frente a la gente y no aguanta más, pero, él desea mejorar porque su padre lo tiene amenazado con que si pierden lo que invirtió en la empresa de los padres de Susette él le pagará hasta el último centavo. La pea de Ramón se está convirtiendo en un gran dolor de cabeza para la relación entre Susette y él, y es cuesta arriba permanecer en una relación con un ser que se emborracha y por llegar tarde a sus compromisos laborales. Cuando Ramón, en el alma y en el ámbito profesional, ha perdido clientes e inversiones en los negocios de su padre y más con la empresa de los padres de Susette y que estuvo a punto de quiebra. Y, Susette dice que si continúa la pea con él ella se divorcia. Cuando, en el embargo de un todo sucede que la pea de Ramón ha llegado y logrado a los extremos. Ramón y su olor fétido a alcohol no lo deja ya ni trabajar. Si Susette queda con la gran preocupación de que su esposo caiga en lo más profundo del alcohol y ella lo desea ayudar, pero, él no se deja ayudar. Él prefiere el alcohol hasta más que a sus hijos. La pea de Ramón lleva hasta los extremos a la relación de dos lustros de matrimonio con Susette dejando caer las lágrimas de dolor y el sufrimiento en dolores en el corazón.
Susette siempre que va a las fiestas lo que hace con la pea de Ramón es que toma a sus hijos por las manos y se los lleva lejos de allí para que no vean a su padre en esas condiciones. Y, esta vez, Susette sale afuera a tomar aire fresco, a relajarse más y más hasta que en el embate de dar con Ramón se torna intrínseco, pues, ella prefiere no hablar con Ramón. Si Susette toma aire fresco y se deleita en la magia de tomar aire y respirar aire fresco inhalando desde su más cálido corazón enfrentando el peor de los casos. Y, mientras, Susette toma el aire fresco en las afueras de las inmediaciones de la fiesta justo en el predio donde se realiza la fiesta, quedó callada, pues, su forma de creer, de ver y notar que la pea de Ramón es insostenible ella piensa en marcharse lejos y en silencios, tomar sus maletas, a sus hijos y abandonar el hogar, pero, eso será en contra de la voluntad y por ley sería abandono del hogar, sino es con el consentimiento de Ramón. Susette piensa en hacer lo peor, abandonar el hogar ella dejando a sus hijos a la intemperie con la pea de Ramón, pero, no, son sólo malos pensamientos, ella decide soportar una relación a un divorcio. Susette en las afueras de las inmediaciones de la actividad donde acude con su esposo Ramón, mientras que él tiene la pea más grande del mundo. Susette toma aire fresco y sus pensamientos se van a volar, ¿qué hará Susette con ese gran dilema y más con el gran problema con su esposo Ramón? La pea para Ramón es normal y por consiguiente la siente, la ve tan natural y tan original como el haber pasado de un estado normal a una embriaguez súbita. Susette toma aire fresco y se deleita en hacer del amor y del odio a la pea un sólo rencor. Porque, si Ramón se pierde en la fiesta será la mejor alternativa que pudiera sentir Susette y calmar un poco sus nervios por los pachos que le hace su esposo Ramón en la fiesta delante de sus hijos y todo por la pea. Posiblemente será la pea como el gran día del fin del mundo, porque todo se le cae a Ramón desde el cielo y la Tierra, también. Y Susette acaba con reconciliar a su débil alma con lo más fuerte con su propio corazón. Y el latido del corazón de Susette no se detiene jamás si su alma no calma en redención la única paz que desea conseguir. Susette no quiere más convivir ni con Ramón ni con su pea. Y ella piensa y piensa en decidir qué hacer, pues no tiene nada que perder sólo enfrentarse a Ramón, el cual, es una pared de concreto cuando está sobrio. Si Susette comienza a dilucidar y a derruir en presencia de los dos niños producto de la relación con Ramón y decide en decisión constante que desea el divorcio. Susette toma el aire fresco y piensa en su más grande decisión cuando sólo desea converger en la mala situación con la pea de su esposo Ramón. Ella analiza la situación y va en calma de la mano de sus hijos y no desea más que la situación mejore y que suceda la paz en el hogar de Susette con Ramón, ya que ella nunca ni conoció ni ha conocido el amor verdadero. Si en el instinto conlleva una dulce atracción de creer en el alma y en el corazón a cuestas de la vida y en la más terrible desesperación se llena de pasión y de la buena bondad el camino para Susette. El amor de Susette queda a la intemperie y todo por la barbarie de la pea de su esposo Ramón. La vida de Susette tomando aire fresco para tragar el momento mas amargo de su existencia cuando llega Ramón con la pea más grande que pudiera existir en el cuerpo embriagado y tan ebrio en Ramón. Ramón quedó como el delirio más eficaz de un sólo tormento y con la pea más eficaz de toda su vida. Ramón con la pea visible y eficaz de toda su vida pone en evidencia el carácter sosegado de Susette cuando se atormenta con la pea de Ramón hacia un destino frío y tan friolero como poder enfrascar su vida y poder mejorar la situación.
Susette está casada con Ramón aunque nunca ha encontrado el verdadero amor y ella va recorriendo un lago cerca de su residencia para poder tomar aire fresco y han pasado seis lustros de vida casada Susette con Ramón. Los niños de Susette y Ramón ya tienen cuarenta años y los mismos años de casados de la pareja. Susette va caminando relajada hacia el lago sin apenas saber ni sospechar que se encontrará y se enamorará del primer amor de su vida a los sesenta años de vida, pero, Susette toda su vida prosiguió en su matrimonio soportando la pea de Ramón siempre toda su vida como una abnegada esposa. La vida para Susette fue y siempre será tan abnegada, subordinada y arraigada a un matrimonio, por el cual, Susette se casó por salvar y la salvó a la empresa de sus padres que iba a quiebra total y se casó con el hijo del magnate quien invirtió en la empresa para poder salvar. Susette camina sosegadamente por el lago y comienza a pensar que nunca encontró a su verdadero amor, nunca amó verdaderamente ni supo cómo y qué es el amor. Susette amó y la amaron, pero, ella nunca entregó alma y corazón en la relación porque fue una relación funesta, aciaga y muy triste. La vida para Susette cuando camina cerca del lago hay un hombre cerca y se llama Pedro Juan de la Montaña, es un alto ejecutivo y conoce a Susette y Susette conoce a Pedro Juan de la Montaña. Susette se enamora perdidamente de ése hombre honesto, leal, amoroso y muy responsable con la vida porque lo conoce y entablan conversación. Susette de sesenta años de edad nunca conoció el verdadero amor y quedó a la deriva destruyendo vida, corazón y alma porque nunca sintió el verdadero amor en el corazón. Susette en esas escapadas hacia el caminar del lago va conociendo más y más a Pedro Juan de la Montaña, es un hombre ejecutivo, de alto calibre, soñador, realizador de metas y muy dador de vida y amor. La vida para Susette se torna intrínseca, devastada, destruida y todo por la pea inmensa que lleva en la vida su esposo Ramón y Susette a Pedro Juan de la Montaña le confiesa todo desde que se casa forzosamente con Ramón para salvar a la empresa de sus padres queriendo en vez de salir corriendo al entrar por la iglesia porque ella deseaba conocer al verdadero amor, el cual, nunca conoció y vehementemente apasionadamente se le electriza la forma y la manera de entrever que la razón se convierte en el peor enemigo del ser humano cuando se logra pensar en la mala situación que embarga a sus vidas. Susette recorre siempre el lago a esa misma hora y conoce más a fondo a Pedro Juan de la Montaña cuando su vida queda totalmente destruida y mal inconsciente después de la vida que le dio Ramón matrimonialmente. Susette sin calmar redención conoce y conoce la vida de un hombre que la lleva por el camino verdadero de la vida y del amor irrumpiendo siempre el amor en el corazón. Susette de sesenta años conoce al verdadero amor a esa edad siempre caminando cerca del lago y sin dejar jamás, el cual, pertenece y porque es la esposa de Ramón. Susette, sólo, conversa cosas íntimas de un interior devastado y todo por la pea de su esposo Ramón, el cual, toda la vida le ha brindado una vida destruida sin amor, sin calor humano y todo con dolor en el alma y en el corazón. La vida para Susette sucumbió en un delirio tan delirante como haber podido sobrevivir tantos lustros al lado de su esposo Ramón. La vida comenzó desde el punto de partida esperando a que la vida cambiara, pero, nunca ni jamás cambió para nada. Susette y Pedro Juan de la Montaña hacen una conexión de corazón a corazón, de pasión a pasión y de alma a alma sin libertad porque ambos están casados. Susette camina en el lago junto a Pedro Juan de la Montaña haciendo hincapié hacia el verdadero amor que nunca halló Susette.
Susette estaba casada hacía ocho lustros y teniendo sesenta años se dedicó en cuerpo y alma a cuidar de sus hijos y a ser ama de casa, la gran ejecutiva del hogar. Susette se aferra al frío desconcierto que le ha dejado la vida cuando el tiempo caduca como se fue el amor que nunca conoció ni en su alma ni en su corazón si nunca amó como una mujer ama enamorada. Y Susette se dejó llevar por sus padres que, al fin y al cabo, murieron y ella, sólo, quedó en un matrimonio sin amor, sin esperanza, sin fe en proseguir la vida sin amor de un hombre, el cual, siempre le ofreció una mala vida con la pea en el camino. Susette nunca aprendió a amar porque nunca conoció al verdadero amor. Susette por dejar de amar secó de tal manera a su vida, a su corazón y más a su alma. La vida de Susette no calma en redención que su vida esté tan destruida como el tiempo no caduca y dejar de amar es porque su alma secó de tal manera que en su corazón ni en su alma siente amor hacia un hombre porque nunca conoció al amor verdadero. Susette embarca hacia un nuevo valimiento, un valor nuevo hacia un destino fabuloso y es con Pedro Juan de la Montaña. La vida para Susette se aferra al frío helado y tan álgido de un corazón que nunca amó y dejar de amar fue lo que le pasó a Susette. Susette deja de amar y todo porque nunca antes no había conocido a un hombre como Pedro Juan de la Montaña. La vida acaece para Susette cuando el tiempo ha dictado que nunca logró hallar al verdadero amor y que nunca se enamoró de un verdadero amor. La vida de Susette de ahora en adelante fue caminar cerca del lago para encontrarse con Pedro Juan de la Montaña y creer que, aún, existe el amor. Susette no vuelve a creer en el amor y todo porque nunca lo conoció y dio hincapié que nunca lo conoció ni después de ocho lustros de matrimonio a sus sesenta años. Susette no escapa de las garras de la pea de Ramón cuando en el altercado frío y desconcertado como todos los días se encierra el temor de perder un matrimonio. Cada vez que, Susette llega al hogar después de recorrer el lago junto a Pedro Juan de la Montaña llega a casa a observar y a mirar la gran pea que siempre posee Ramón con olor fétido a alcohol y ya se demora de que el verdadero amor llegue a la vida de Susette. La vida de Susette no calma en redención la paz que ha conseguido al lado de Pedro Juan de la Montaña por conocer a su fantástica vida y con tanta experiencia de vida que le deja marcada la vida a Susette y Susette, sólo, llevando su vida sólo con la pea de Ramón. Ramón se acerca a dar un beso a Susette y Susette le dice que -¨estoy cansada¨-. Una mentira o una certeza de vida cuando Susette no calma en paz destrozando a la vida y más a la gran suerte de amar a su nuevo amor siendo Pedro Juan de la Montaña. Si Susette después de ocho lustros de casada sólo convive con el odio y con el desamor que le otorga la vida dejando inerte e inmóvil a su propio corazón y destrozando a la vida en una pea tan consciente que la dejó marcada y para siempre. Susette deja de amar cuando no conoce el amor y nunca lo halló. Si el amor para Susette escapó de las garras de su corazón y más de la propia luz de su alma. Susette se convierte en una mujer sin amor y sin más que la redención de una paz que le otorga el corazón, pero, sin amor alguno. Susette deja de amar y todo porque el amor nunca llegó a su corazón y no encontró quién la amara realmente. Ocho lustros de matrimonio para Susette, sólo, le sirvieron para conocer que el amor no existe y que el amor logró desamar a su propio corazón irrumpiendo en un trance directo de esos en que la vida comenzó a decaer y todo por culpa de la pea del esposo de Susette, Ramón. Susette va de camino hacia el lago a reencontrarse con Pedro Juan de la Montaña y nota en su expresión de rostro a la vida, el amor y el corazón feliz.
Pedro Juan de la Montaña es un apoyo universal para Susette en estos momentos cuando más necesita dialogar y conversar con alguien que la apoye y esté con ella en buenas y malas. La vida para Susette no tiene más dolor que la misma pea que soporta de su esposo Ramón y cuando el tiempo no caduca en enredar que el amor no llega aún a la vida de Susette. La vida de Susette no calma en redención la paz y todo porque continúa Ramón con la pea indeleble e inestable en su cuerpo, en la vida y en el tiempo. Susette encuentra un apoyo universal en Pedro Juan de la Montaña cuando camina con él en el lago y conversan de intimidades inconclusas, por las cuales, la vida se aferra en decaer la vida. Susette comienza a enaltecer la vida, el corazón y el alma en un dolor inocuo cuando halla apoyo universal en la vida con Pedro Juan de la Montaña. La vida para Susette tiene un apoyo universal, el cual, la ayuda a sobrevivir en éste mal trance que acaece Susette con la pea de Ramón. La vida de Susette enaltece la fuerza y la voluntad en querer ser feliz, a pesar, de ocho lustros de matrimonio con Ramón dejando inerte al corazón, a la vida y desembarcando en un puerto, el cual, no es seguro porque cuando zarpó hace ocho lustros por casarse con Ramón sin amor. La vida de Susette trasciende hacia una vida nefasta, incolora, insípida e inestable cuando la pea de Ramón conlleva una mala situación indecorosa. La vida de Susette, con una situación inestable y todo por la pea de su esposo, encuentra apoyo universal solamente en Pedro Juan de la Montaña que la apoya aferrándose a la idea que pasa por una situación similar en su matrimonio. Susette, una mujer de sesenta años, encuentra apoyo incondicional y universal en Pedro Juan de la Montaña cuando más lo necesita y converge por convidar toda una vida al lado de su esposo Ramón, el cual, le ha otorgado vida desgraciada, desdichada y destruida a Susette con tan sólo una pea incontrolable de Ramón. Ramón en su inutilidad e ineptitud como hombre, esposo y padre de los hijos de Susette continúa con la gran pea en su vida y sin dejar el alcohol se halla Ramón y sin tener percepción ni objeción en la vida no tiene ni controla la paz en su vivir. La vida para Ramón queda a la deriva en un mar perdido cuando el alcohol y la birra es más certera que la propia vida cuando ama al alcohol sintiendo un control en su natural existencia cuando es incorrecto lo que siente y piensa. Mientras, Susette encuentra apoyo incondicional en Pedro Juan de la Montaña cuando ocurre y transcurre el momento adecuado en dejar que la relación de ocho lustros termine en paz, pero, es infructuoso, petrificante y muy dañino por tantos años de dolor. La vida marca trascendencia cuando Susette desea terminar la relación con Ramón, pero, le da pavor y miedo en enfrentarse a alguien que no está directamente entre sus cabales. Susette se aferra al apoyo incondicional y universal de Pedro Juan de la Montaña cuando más lo requiere el tiempo y el momento cuando llora con lágrimas acérrimas de toda una vida perdida sin control, sin amor y con una decepción clara y contundente en la vida de Susette. Si para Susette no calma en apoyo las palabras de aliento e incondicionales para detener el llanto que le embarga cuando sólo desea salir corriendo como aquella vez que entró por la iglesia a casarse en santo matrimonio con Ramón. Ramón le destroza la vida a Susette solamente con su mal comportamiento con la pea inestable, insegura e incontrolable como siempre lo caracteriza en las fiestas, en las actividades sociales y en el hogar. Pedro Juan de la Montaña, el apoyo mano a mano hacia la vida de Susette en contra de la pea inestable de Ramón, Susette halla un apoyo incondicional, un amor como ninguno otro y un reflejo de su propia alma en el alma de Pedro Juan de la Montaña.
Ramón llega al hogar con una pea destructible cuando se entera de las salidas hacia el lago de su esposa con Pedro Juan de la Montaña. La pea de Ramón se convierte en un transeúnte pernoctando en el hogar de Susette y el altercado viene llegando cuando Ramón sabe toda la verdad y Susette en el lago pernocta junto a Pedro Juan de la Montaña. Susette no difiere, no acude ni visita a el hogar hasta que sus lágrimas sequen como secó ella en el amor pasional, vehemente y cariñosamente cuando nunca halla al verdadero amor. Susette no calma en redención que la vida le otorgue paz cuando, sólo, desea un divorcio, el cual, siempre pensó, pero, nunca lo hizo realidad. Susette, cuando seca sus lágrimas junto a Pedro Juan de la Montaña, ella decide regresar a su hogar. Ramón la espera con trago en mano y birra fría o con un Whisky con hielo en mano sentado sobre el sofá. Hay una mesa de cristal en medio de la sala de estar. Ramón totalmente con la pea encima no ve la mesa de cristal y se tropieza con ella y cae sobre la mesa de cristal hiriendo su testa con la mesa de cristal y antes de reprochar algo a Susette, muere en el acto. Susette queda viuda de Ramón, pero, seca de amor y de un amor incondicional que le enseñó y que aprendió de Pedro Juan de la Montaña. Susette la viuda de Ramón quedó por siempre viuda y sin volver ni regresar a amar porque dejar de amar fue siempre su amor propio y su corazón al desnudo por tantos lustros de decepción y de un amor con dolor cuando en el alma de Sussette sin calmar en percepción a la vida teniendo en cuenta que la vida y la certeza no detienen a la vida ni al amor propio de Susette cuando queda sola y en la amarga soledad en entrelazar lo que conllevó una pasión y un apoyo incondicional de Pedro Juan de la Montaña sin amor alguno y todo porque Susette deja de amar porque fue lo que quiso en realidad cuando secó por dentro y en su interior por un amor forzoso que la marcó siempre en el alma y más en el corazón.
FIN