Hay algo que olvidaste:
yo soy lo poco convencional.
Cuando miras el mundo,
ves una forma de unificarlo,
y yo soy esa grieta,
el margen que no encaja en tus esquemas.
No creo que lo que soy
pueda juzgarse igual que a los hombres.
A veces, cuando ves a un hombre,
yo soy un niño, con su risa sin freno;
y cuando buscas castigar al niño,
me encuentro como un anciano sin tiempo,
una sombra que se desliza por la historia.
Si hablas de mí con un género preciso,
piénsame en femenino, en la dualidad que arde.
No me juzgues con reglas,
porque soy lo bueno y lo malo, no lo bondadoso y lo malvado
un juego de luces y sombras
que no se deja atrapar en palabras.