Tengo el corazón dormido
Y no quiere despertar,
se arrebuja entre recuerdos
que no han de volver jamás,
miedos. augurios, aullidos
se agolpan ante sus puertas,
golpean en sus paredes
y llaman a sus ventanas,
él se refugia en el lecho,
recrea su propio mundo,
sueña despierto en la noche
y cual nuevo Segismundo
duda si seguir latiendo
o echar el ancla en el puerto
y desplegando sus alas
alzar el vuelo hacia el cielo,
pero hay que seguir luchando
por un mañana mejor
sacar fuerzas de flaqueza
y despertar ese amor
que duerme en lienzos de seda,
saltar al ruedo a luchar
contra el dolor, contra el miedo;
los clarines suenan ya
y los mansos desesperan
¡no te dejes arrastrar!