Nadia ALMAZÁN - OFICIAL

No sabrás más de mí.

Te anhelé ansiosa.
Fuiste aire entre mis dedos,
evidente y perceptible.
Te quise a ciegas, en la utopía.
Ardiente y peligroso como el fuego
hambrienta de emociones que cesaban con tu boca,
sedienta de pasión que cesaba con tus manos.
 
No sé si te busqué, pero exististe.
Y creí que, ser nuestros
era un buen comienzo
o un fatal final.
Fuiste herida que no cierra,
sueño roto, falso final.
Resbaladilla, alcohol,
cigarros, música espeluznante
y el sabor más dulce de sudor jamás probado.
 
Te quise enfurecida,
confundida
y plena.
 
Porque es verdad que a nadie más veo,
como a ti te vi esa noche... o las tantas,
donde los astros hacían riñas y apuestas
de ver hasta dónde llegaría
esta mala coincidencia.
 
Quizás estábamos demasiado heridos
para permitirnos tocar.
Y las palabras se deludieron como el hielo
en el hemisferio de mis senos descubiertos
que saltaban en tu rostro, en tus labios
en las manos abiertas
que no me sostuvieron nunca.
 
¿Escuché que esto fue verdad?
Porque nuestras pieles no conocen la distancia,
y no sé si poéticamente en otra vida, ya habíamos sido
este erizo que se enciende cada vez que respiramos cerca.
 
No necesitas tocarme para deshacerme enterita...
y dejarme completamente vacía.
Insaciable de todo lo que escucho, de todo lo que conozco,
de todo lo que toco, de todo lo que tengo...
 
Y negamos, nos negamos para siempre,
como quien niega al sol en el desierto,
en lo evidente; en lo hipócritamente real.
 
¿Qué hubiera sido de nosotros si todo
esto que persiste jamás se hubiese quedado dentro?
Esta bomba que se permite amar
a otro nombre que no es el tuyo.
¿con un eco de lo que no fue?
 
Siembro amor como tierra árida
pero aun sangro del espacio en el que dejaste
hueco e intrigado. Insoportable.

Y quedaron en el aire,
dos compases que no logran el mismo acorde.
Dos notas que jamás convergen.
Una canción interrumpida.
El volumen máximo...
En destiempo.
La baqueta rota.
La des-composición...
Siempre un segundo antes, o un suspiro tarde...
 
Te llevaste algo que era mío,
o me dejaste llena de ti,
y jamás lo supiste.
 
Hoy doy lo que queda,
mientras intento olvidar la nota,
el tono de tu risa en melodía de malicia,
el vaivén banal que quizá solo vivió en mí.
 
Nunca sabré más de ti.
Nunca sabrás más de mí.
Como el eco que se pierde en la distancia,
en terceros,
en los años,
y nos perderemos...
como quien olvida la letra de una canción
o quien la lleva siempre en la memoria.