Aprendiz de vampiro
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En el vídeo el poema musicalizado por la I.A.
en estilo de Rock.
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Desde niño que tenía
madera de buen vampiro,
lo de chupar le gustaba,
porque ya siendo bien chico
se agarraba a los pezones
con coraje y mucho ahínco.
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Y su madre, de él decía,
¡ay, como chupa este niño!
Que ya las tetas me tiene
como la cresta de un mirlo
que de tanto apretujarlas
me llegan hasta el ombligo.
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Al hacerse más mayor
ya bebía del botijo,
pero echaba él a faltar
el calor de un cuerpo vivo,
que no le daba placer
beber de un pitorro frío.
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De golpe se le ocurrió
una tarde bajo un tilo,
en dedicarse a chupar
a los bichos del camino.
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Así fue como empezó
este niño a ser vampiro,
mas bien pronto se dio cuenta,
pues no era muy tonto el mico
que la sangre de doncella
le hacía sentir más vivo.
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Al contacto con su cuerpo
notaba que un calorcillo
por dentro de los calzones
le iba quitando hasta el hipo.
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Así fue como pensó
con acierto y muy buen tino
solo a las mozas clavar
sus incipientes colmillos.
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Tonto no era el zagalejo
si alguna pillaba, fijo
que a más de chupar la sangre
la montaba bajo un pino
y así podía matar
a dos pájaros de un tiro.
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Mercedes Bou Ibáñez