(A la memoria de Eusebio Leal Spenger)
Comenzaste tu vida de orador
haciendo discursos infantiles
teniendo por púlpito un simple cajón.
Con la palabra viva, siempre en flor,
fuiste mariposa, jazmín, girasol,
y látigo martiano, de cara al sol.
En la batalla, espada de honor.
¡Pero espada!, sin equivocación,
envainada siempre con mucho amor.
Venciste en difíciles batallas,
luchando contra molinos reales:
ignorancia, envidia, ¿la traición?
Pero quedó, sí, tu obra inmensa;
tu voz en el púlpito de la Patria;
tu pasión en el alma de la nación.
Y estando en la cima de la gloria,
recogiendo la cosecha del sudor,
llegó el momento de decir
Adiós…
Frank Calle (4/ agosto/ 2020)