Te conté alguna vez de tus ojeadas distantes?
Si acciones valen mil, las tuyas eran dominantes
Me enamoraron por ser gigantes diamantes ambulantes
Que hasta lograron mi vida creer ser novela de Cervantes.
No recuerdo haberte dicho sobre la fiebre de llamarte
Porque estando tan aparte me impulsaba a buscarte
Ella atraería estrellas, yo arrebataría Marte por conquistarte
Si querías llamarme guerrera, a la par llámame tu Bonaparte.
Te hice la narración, del día cual me volví tu busto?
Por instinto recostaste de cabeza tus labios robustos
Pensé tener en frente lo que nunca a mí se expuso
Acunado en forma fetal un crío, no un adulto.
Por qué no te relaté cómo calcinaban mis venas?
Como sujeta a la hoguera formada de cadenas
Debí escupir rigurosa mi canto de sirena
Mas no es rival, pues es similar, a tu risa de hiena.
Si mi memoria algo retiene, es el fin que me hizo boyar
Es que debo amar el amor, para poderme reconciliar
Con qué me hizo daño, así al fin aliviar
La congoja del por qué no te pude contar.
No logré llegar, pues nunca quisiste pararte
Olvidé eres gigante, gustas ser acompañado, más no deseas acompañarme
No te conté que me dolió, pues querrías egoístamente consolarme
Desconocería decir que aprendí a quererme, pero no enseñarte cómo amarme.