Cuando las noches oscuras, el insomnio atraviesa, solo en la memoria, tus recuerdos me hacen compañía. Cuando el silencio grita que vuelvas y las lágrimas se me escapan persiguiendo tu ausencia.
Este cuerpo vacío que sin alma has dejado se acurruca en la penumbra como ladrón buscando escondite. Moribundo y derrotado el corazón roto, recoge en silencio los pedazos que dejaste. Desesperado y casi loco, persigue el eco de tu voz por los pasillos de la memoria hasta quedar exhausto, sin lágrimas y herido, como si fuese el castigo de amarte.