Postrado frente al altar
a Dios, le pedí rezando
que no me dejes de amar,
o yo moriré penando.
No sé si aquella plegaria
habrá llegado hasta el cielo,
que se cumpla es necesaria,
o ya no tendré consuelo.
Responde a mi petición,
por favor te lo suplico,
confío en tu decisión,
en verdad lo necesito.
En esta jaculatoria
he puesto mi corazón,
decía que te quería
en mi breve invocación.
Se haga, pues, tú voluntad,
en mi pequeña oración,
es tal tu generosidad,
que lograré mi ilusión.
Classman