Milber Fuentes

A tu tiempo, es esta declaraciĆ³n del tiempo robado por tu propia mano.

A su tiempo, dice, 

pero no el tiempo de los otros— 

es tu tiempo, ese que corre sin freno, 

que no pide permiso, 

solo pasa con la autoridad que le diste, 

y él, insolente, se la apropia.

La amargura, compañera silenciosa, 

teje arrugas en la piel, 

las arrugas cuentan, murmuran secretos, 

revelan lo que el silencio tragó, 

lo que a duras penas pronunciaste. 

Son líneas de batallas que nadie vio, 

una cartografía de heridas 

y risas ahogadas en la madrugada.