Un día no muy lejano, recostada sobre el tronco de un frondoso árbol, en medio de todo, pero a la vez en medio de la nada.
Descubrí un lugar, donde la brisa de la tarde tocaba mi cara.
Un lugar que me llamaba en silencio a desnudar mi alma.
Creando mi mundo, mi cuento de hadas.
Donde todo lo imposible se vuelve realidad.
Donde las hadas me enseñan a volar, los duendes
a cantar y el silencio a soñar.
Donde la magia existe y el amor perdura por la eternidad.
Donde mi niña vuelve a nacer para comenzar todo otra vez...