Alma Puntana
Ciudad de acero y sol,
donde el cielo se funde
con la tierra,
un corazón de piedra y viento,
que late con fuerza
inquebrantable,
un torrente de colores,
que sacude la ciudad.
Casas que guardan siglos
en sus muros,
fachadas que murmuran
historias de tiempos lejanos,
espectros de piedra
que vigilan el presente,
con su mirada fría,
sombras de la historia
que se proyectan en las calles.
En la calle angosta,
que en los Álamos comienza
y en el Molino Fénix termina,
donde el ritmo se apodera,
la música se derrama
como un río de fuego,
un torrente de colores
que sacude la ciudad,
con un brillo que enamora.
La estación se alza
como un gigante
de hierro y cristal,
un portal hacia otros mundos,
el anfiteatro se llena
de voces y aplausos,
un escenario donde los sueños
se hacen realidad.
El Molino Fénix,
un testigo de la industria
y la historia,
un gigante de piedra que guarda
los secretos del pasado,
un símbolo de la fuerza
que ha sido constante,
Villa Mercedes,
con lomadas que se alzan
como olas de tierra,
con ríos que se deslizan
como cintas de plata,
con un cielo que se tiñe
de colores al atardecer.
Tierra de gente amable,
con un alma noble,
con un corazón cálido
que te recibe con amor.
Con niños
corriendo,
con chocos
en la plaza,
entre sueños
y esperanzas,
frente al almacén
de Don Miranda,
que se ve
con gran fervor.
Villa Mercedes,
nacida en la provincia puntana,
con un espíritu indomable,
que no se aplaca,
con una belleza
que no se puede negar,
un canto a la vida,
un poema a la belleza,
que en cada rincón,
tu espíritu se enaltece.
Autor: Antonio Pais