Había en ella un extraño deseo de ser emperatriz
¿Por qué serlo?
Se le veía feliz, a la niña carmesí
Con sus bellos ojos de rubí.
Tenía dicha belleza inefable
Noche era su lecho
Y cuántas veces nos miramos
Nos decíamos con los ojos,
Lo que la boca no puede expresar.
¿Pero por qué su deseo de ser emperatriz?
Su falda de alabastro
En mi peña se cuelgan en los hilos
Y el viento su traje está secando.
Oh chica ojos rubí
Besame hasta la locura
Besame hasta morir
Pero... no entiendo
¿Por qué tú deseo de ser emperatriz?