PENSAMIENTOS.
Aquí estoy, sentado junto a la mesa pensando.
Pensando sin parar horas, meses, años …
No me preguntes que es lo que pienso,
pues… se me ha olvidado de tanto pensar.
Aunque… Si acaso pensara un poco menos…
quizá podría recordar que es lo que estoy
pensando, y te lo diría seguro.
¿Te lo diría, y a quien se lo voy a decir?
Si por más que pienso y pienso…
nunca sé en qué pensar, ni sé con quien dialogar.
Ni que haré después cuando haya pensado
en todo lo que tengo que pensar.
Tengo que pensar en concentrarme más,
y pensar tan solo en lo necesariamente preciso,
así me ahorraré pensar en lo que no necesito pensar.
Y tú me preguntarás… ¿Y para qué piensas tanto?
Permíteme que te pregunte antes de responderte.
Y, ¿Quién eres tú que te atreves a preguntarme tal cosa?
ahora que ya me he quedado tranquilo,
que ya me he desahogado un poco, te respondo…
Pues pienso… porque no tengo otra cosa que hacer,
¡Toma ya, que bien me ha quedado! Y sigo…
Pienso para hacerme creer a mí mismo que estoy vivo.
Emulando al célebre filósofo Descartes…
“Pienso, luego existo” Por todo ello, no solo sé que existo,
sé también que puedo tener un pensamiento propio y libre.
¿Qué sería de mi si como mínimo, no me dedicara a pensar,
si simplemente me dedicara a estar sentado en casa
mirando fijamente las paredes en blanco?
Mejor no me lo digas, déjame tranquilo con mi soledad;
voy a seguir pensando un poco más. Gracias por todo.