María C.

SE ILUMINABA...

Se iluminaba tu silueta en el quicio de la puerta,

la luna entraba por la ventana,

y en tus negros cabellos se reflejaba. 

Tus ojos dos tizones encendidos

brillaban en aquella noche de luces claras,

y en el firmamento las estrellas,

todas unidas de felicidad bailaban. 

Ahora es un manto oscuro el cielo,

chiquitas las estrellas, ya no bailan de contento. 

Saben que se han acabado aquellos días,

y siguen allá arriba colgadas,

sin brillo están apagadas, y la luna las mira callada.

ETERNIDADES