Francesco Alaniz

Desarraigo

Cuando hay música en el alma

el universo danza,

al compás de la esperanza 

nuevos sones se cantan.

 

Despedirse de qué, de quién, de donde

para entrar en el cual, cuando y cuánto.

 

El desarraigo resuena

en cada extremidad de mi ser,

me embarga la melancolía

y me acecha la angustia,

esa que se nutre por lo irrisorio,

por lo aún no acontecido,

pero que atemoriza y drena el solo pensarlo.

 

Intensa profundidad 

como pozo en el que brotan las emociones,

tan adentro habita el espíritu,

ese que es sagrado,

en medio de todo lo pesado y malvado

no puede ser este aniquilado,

pues de origen fuerte es este gestado.

 

Descansa alma mía

tu sueño es atemporal,

inusual, inexplicable e inédito

ante mi unidad de medida 

del tiempo.

 

Tal como cuando se extraña a alguien 

que ni siquiera se ha ido,

así es la pasión que emana de un alma 

que extraña y anhela 

desde antes que parta 

el amor, la conexión y la fuerza 

de ese intrínseco lazo, al cual nada separa.