Mi amor es a sus montes
que circundan dehesas.
Mi corazón venera
su rica y fértil tierra.
Al milenario olivo.
A su gente labriega.
Me apasiona el cortijo
que brilla en plena sierra.
Y me matan de amores
los pueblecitos blancos
que vierten dulcemente
de la cumbre al barranco.
Sencillez y belleza.
¡Orgullo por sus campos!
Un río poderoso
que con su altivo avance
tiende sus ligaduras
desde el punto en que nace,
y de la agreste sierra
baja a buscar los mares.
Pasa y riega sus tierras
sabiéndose su padre.
La abraza, la hace suya
protegiendo su estirpe
y es fuente de culturas.
De aquí, brota mi anhelo.
De ahí brotan mis ganas
de ser fiel al gran suelo
de estas tierras lozanas.
¡No aceptes menosprecios,
madre de porcelana!
Que aunque parezcas hierro,
eres tan delicada
como el lirio qué crece
a orillas de tus aguas.
Los lobos disfrazados
quieren alzar tu enagua
por violar tus pudores.
Por mancillar tu casta
y comprar por dos chavos
lo que no está en subasta.
Andaluces unidos,
¡Cuidemos nuestra patria!
Sin que un vil señorito
nos cruja en las espaldas.
¡Esto, nos pertenece!
¡Defendamos lo nuestro!
Y cerremos las puertas
a opresión y desprecio.