En la tarde de nieve el lío suena,
el perro y el gato salen a escena.
Ojos brillantes y colas al viento,
se abre el ritual al juego del momento.
El can salta, su energía desborda,
mientras el gato, astuto, se acomoda.
Un ladrido suave, un maullido tierno,
la casa suena a risas, es invierno.
El gato se esconde tras el sillón,
el perro husmea, busca en el rincón.
De pronto una zancada, un salto audaz,
el gato miaga, ¡es un juego fugaz!
Un giro, un salto, va un leve chasquido,
el perro ladra, el gato huye al descuido;
mas en un instante, vuelve a jugar,
en correrías siempre han de largar.
Persiguiendo luces, corren sin fin
por el salón en alegre trajín.
Un hogar vivo, de risas y juegos,
de la rivalidad salen los egos.
Así pasan las horas, sin remilgos;
perro con gato, ¡vaya par de amigos!.
En su mundo de ocios, solo hay color,
que en la sana amistad crece en valor.