Del dulce titilar de su mirada
emergen dionisíacos fulgores
que llenan mi existencia de colores
y tienen del amor las pinceladas.
Lo mismo que la luz de la alborada
que brilla con preciosos resplandores;
¡del dulce titilar de sus miradas
emergen dionisíacos fulgores.
Despliega cual fulgente llamarada
la flama que despierta mis fervores;
y saca al corazón de sus sopores
dejando mi razón aprisionada
del dulce titilar de su mirada.
Autor: Aníbal Rodríguez.