Prosa De Emily Brontë a Han Kang!!
Desde los páramos salvajes de Yorkshire hasta los rincones más íntimos de la mente humana, un puente invisible se tiende entre dos almas creativas separadas por el tiempo y la distancia. Emily Brontë, con su pluma ardiente y su espíritu indomable, y Han Kang desde Seúl, con su mirada penetrante y su sensibilidad exquisita, se entrelazan en un diálogo silencioso que trasciende las barreras del tiempo, del lenguaje y la cultura.
En los versos tormentosos de Cumbres Borrascosas, se vislumbra la pasión desbordante y la melancolía profunda que habita en el corazón de Emily Brontë. Sus palabras son como relámpagos en la noche, iluminando los abismos del alma con una intensidad que estremece y conmueve. Emily pasa a ser Ellis Bell para que su obra fuese tomada en cuanta y publicada, este privilegio era solo para hombres en el siglo XIX.
El cielo gris refleja la tempestad que habita en sus páginas, la misma tormenta que azota el alma humana con su ferocidad inexplicable. Cada palabra que escribe es un lamento, una queja al mundo que niega su verdad, un reclamo por las emociones profundas que no pueden expresarse con facilidad en su tiempo. El amor y la venganza son inseparables; los cuerpos no escapan de su destino. Sin embargo, en medio de esa violencia, existe una calma, una belleza oscura que envuelve su creación.
Y en las páginas íntimas de las obras de Han Kang, se encuentra la delicadeza de una flor que crece en medio de la adversidad, la belleza frágil y poderosa de lo efímero. Su prosa poética es un susurro en la brisa, un eco lejano que resuena en lo más profundo de la conciencia, invitando a la reflexión y al autoconocimiento.
Han Kang, siglos después, encuentra en su propia historia las heridas de una nación y de los cuerpos que, al igual que los de Emily, llevan cicatrices invisibles.
La fragilidad de la vida humana la persigue; la pregunta sobre la violencia, el trauma y la memoria es constante en su obra. En La vegetariana y Actos humanos, los cuerpos no son solo carne, sino símbolos, lienzos en los que se dibujan las heridas del pasado.
De Emily Brontë a Han Kang, el hilo invisible de la creatividad y la pasión se teje con delicadeza y maestría, creando un tapiz de emociones y sensaciones que traspasa las fronteras del tiempo y el espacio. En este encuentro mágico entre dos almas afines, se revela la eterna búsqueda de la verdad y la belleza, la lucha por dar voz a lo inefable y capturar la esencia misma de la existencia.
Emily habla desde el viento que silba en las cumbres, Han responde desde la quietud del cuerpo que se niega a alimentarse. En cada una, el mundo intenta quebrarlas, pero sus letras se elevan, inquebrantables.
Feliz Día Internacional de las Escritoras Poetas del Alma!