Somos luna y noche, sol y cielo, viento y marea, somos dos luciérnagas que danzan en la penumbra de la madrugada, aquella dulce canción del amor eterno.
Somos dos faroles alumbrando sin cesar, aquel jardín de rosas sin marchitar, tú y yo, fuego y tierra, sal y arena.
Somos el faro imponente de luz inagotable de aquel impetuoso y bravío mar que las olas golpean sin parar, tú y yo, en medio de estrellas en el firmamento de aquel bonito cielo, viviendo nuestra órbita, haciendo perfectamente lo que sabemos ser, tú y yo.