Desciende del cielo, la energía arrasadora universal.
Eléctrica vertiente de potencia viva.
Observo calmo en la tormenta,para detectar agudo, el momento óptimo, para certero sin contemplar peligro, montar el relámpago y conducirlo hasta tocar tierra.
Regenerando el trayecto una y otra vez.
Sin agotar mis energías, las encauso; ágil, firme, versátil, en la naturaleza ancestral, del espiritu guerrero y protector del trueno.
El anuncio estremecedor al humano, entidades y otros seres, que por siempre, cueste lo que cueste, sea donde sea, prevalece el verbo amar; sin etiquetas, ni estructuras rígidas que se parten al menor temblor.
SER, ES VIVIR LATENTE...
LA LUZ DEL RELAMPAGO