Lo vio acercarse, con su túnica negra, su implacable guadaña, y un suave viento que se sentía helado hasta los huesos. Con notable ansiedad, le preguntó - ¿vienes por mí? Todavía tengo cosas pendientes que hacer... En la oscuridad de su túnica, brilló una cadavérica sonrisa, acompañando unos ojos que parecían brasas ardientes, y con una voz que resonó en toda la habitación le dijo: - No, todavía no es tu tiempo. No te voy a decir cuánto te queda, pero te voy a dar estos consejos porque, así como hoy pude venir por ti para llevarte, puedo regresar mañana, y ya no tendrás ninguna oportunidad de rectificar. Si sigues estos consejos, seguramente aceptarás con tranquilidad tu destino cuando venga por ti para tu viaje final:
* Si amas a alguien, díselo. No esperes para hacerlo.
* Nada, absolutamente nada de este mundo es tuyo, ni siquiera tu cuerpo; todo es prestado, lo único que es tuyo es lo aprendido de todas tus experiencias, buenas y malas y tus recuerdos.
* Nunca te guardes un beso o un abrazo para quien realmente amas. No sabes cuándo puede ser el último.
* Rompe con la búsqueda constante de la perfección: La perfección es inalcanzable y buscarla solo te causará sufrimiento.
* Aprecia el momento presente. Vive plenamente cada momento, apreciando las pequeñas alegrías y experiencias diarias.
* Deja de preocuparte por lo trivial. No pierdas tiempo y energía en preocupaciones superficiales. Enfócate en lo que realmente importa.
* Haz las paces con todos, la vida es demasiado corta para llevar rencores. Perdona y vive en armonía con los demás.
* Goza cada momento, incluso los malos, ya que ellos te darán siempre lo que necesitas.
* Vive de acuerdo con tus valores, alineando tus acciones con lo que realmente crees y aprecias.
* No te enojes por cosas sin importancia.
* Nunca dejes de hacer algo que nace de tu interior porque sientes miedo.
* Aprende a apreciar los pequeños detalles.
* Expresa tu agradecimiento a las personas que te demuestran que les importas.
* No te guardes nada para “después”.
* Agradece todo lo que tienes y todo lo que has logrado.
* Y, en genereal, agradece todo lo que llega a tu vida.
Dicho lo anterior, se dio vuelta y se acercó a la puerta donde permaneció un momento sin decir palabra. Con una sinceridad que nacía desde lo más profundo de su ser y, ya con el corazón tranquilo, alcanzó a decirle “Gracias” antes de que se desvaneciera en la oscuridad…