Tantos sueños se acumulan,
como vidrios rotos se anulan,
narrando en sus cielos lejanos,
de paisajes ufanos.
Un momento desenfrenado,
torbellino de ideas crecientes,
alterando algún significado,
permanentemente.
Vuelven las grietas en el cristal,
una mente que no podía parar,
pero que tampoco estaba mal,
únicamente por no querer mirar.
Son las playas de arena ámbar,
es el horizonte iridiscente,
y la noche que baila con el mar,
durante el torbellino inconsciente,
de este sueño imposible de recordar.