GDA

ADICTO AL PLACER EN QUE DIVINALMENTE ME ENMARAÑAS

El tiempo, ese conjunto de caprichos,
estados de ánimo de la naturaleza,
hay tormentas entre mis cabellos, suceso que inusualmente acaece,
y sobre el césped de mi ansias: los insectos,
belleza en las luciérnagas que revolotean en mi ombligo
cada vez que pienso en ti, porque te busco,
de todo esto es el cielo quien da su testimonio,
que ya bajo el manto que se consagró
en aguacero me empapo... con tu numen, ya mojado, de ti,
escurren mis deseos de la cabeza a los pies;
que grato es poseerte con sutileza, así,
mas no vienes hoy a mí, tal vez mañana.
¿Si llueves en mí, mujer, cómo no empaparme?,
eres el líquido de mi cielo que recorre mi cuerpo,
con deseos que fervientemente me exaltan
cada vez que en gotas te desprendes...
tu calidez en mi piel deshace al hielo
en los casquetes de los polos de mi corazón,
y yo, bañado de un calor sin parangón, el de tus entrañas,
soy esclavo tuyo, entregado a tu éxtasis,
adicto al placer en que divinalmente me enmarañas.