De mí no esperes mucho,
porque te puedes decepcionar.
Y es que a veces me tambaleo
y caigo de mi endeble
barquito de papel...
Y me hundo en un mar
de recuerdos y pensamientos
cuyo impetuoso oleaje
me pone inquieto,
como un perro alerta,
siempre a la defensiva,
y pataleo…
Y es que,
al igual que a muchos otros,
un día también me hirieron.