Entidad divina que se esconde en los cielos, oye súplicas pero se hace el ciego, aun poseyendo los remedios para ello. Me inclino, y de rodillas te lo pido: ¿Puedes ver mi rostro y no mis zapatos llenos de lodo? No mires mi pasado, al menos que sea para ver cuánto te he rezado. Si no lo haces y miras más allá de lo que te pido, serás testigo de mis pecados, y mi lucha será en vano. Así que mejor ven, toma mi mano, y no mires hacia abajo. Vuélvete cómplice de mis actos, no cedas al engaño.