El Corbán

ME DERRITE TU DERRIER

¡Ay, bendito sea tu andar juguetón!

Tu derrier travieso gobierna mis días,

y yo, como un loco sin salvación,

me rindo feliz a tus fantasías.

 

Si giras, me pierdo, no logro pensar,

y cada vaivén me sabe a promesa;

te sigo encantado, dejándome atar,

porque tu encanto no tiene pereza.

 

¡Qué gloria infinita poder admirarte,

robarte mil risas con beso fugaz!

Mi mundo se apaga si no puedo contemplarte

es parte del juego diario y tenaz.

 

Te amo en exceso, lo grito sin miedo,

¡y por tu derrier, hasta sin el cielo me quedo!