En un día de febrero, un hilo invisible,
nos tejió en el tiempo, un destino tangible.
En distintas facetas, la vida nos llevó,
por senderos tortuosos, donde el dolor nos dejó.
Desengaños y tristezas, marcaron nuestra alma,
pero el hilo invisible del amor, siempre nos llevaba a una dulce calma,
nos guio hacia un reencuentro, hacia una nueva aurora,
donde el amor renacía, tan fuerte, en cada reencuentro, como ahora.
Dunia de los Ángeles, mi alma gemela, llegaste a mí, cual centella,
en ti encontré mi refugio, y te convertiste en mi cielo, en mi estrella.
Ese hilo invisible del amor, es testigo de nuestra unión,
hoy nos tiene nuevamente juntos, para amarnos con pureza y pasión.
Hoy, con las manos entrelazadas, caminamos juntos, viviendo nuestros sueños intensamente
superando obstáculos, sanando nuestras heridas, venciendo nuestros miedos.
Nuestro amor, un tesoro, un regalo del cielo, lo cuidaremos afanosamente
para que este sueño hecho realidad, sea eterno por todos los tiempos.