Fui testigo del silencio que creció,
como sombra en la luz de nuestra piel,
una verdad que nunca se nombró,
y una mentira que se vistió de miel.
La duda llegó en la forma de un rumor,
susurrando al viento lo que nunca fue,
y entre palabras, la traición al amor
se escondió en lo que no se ve.
Te miré, pero ya no estabas allí,
tus ojos se llenaron de ausencia,
y en el hueco de lo que no entendí,
quedó el eco de tu desconfianza.
Quise gritar que el viento mentía,
que la verdad aún brillaba en mi ser,
pero entre nosotros solo el día
se volvía oscuro al atardecer.
Ahora espero con el tiempo en mis manos,
que la vida revele lo que calló,
y que entiendas que no fue en vano,
aunque el amor, al final, nos traicionó.