Santiago Podestá

De cielo y sombra

Este inocuo estado de anacoreta, esta abulia que me galvaniza, que trabaja sin parar de domingo a domingo.

 

Sueño en vela dentro de senderos escoltados por frondosos robles que derivan en limoneros secos, en angustia patria, de cielo y sombra.

 

Todavía hay vientos que rescatan ruegos al azar, y soplan orondos, ufanos de su poder.

 

Todavía hay noches inefables, de un silencio circular, envolvente, ceñido hasta el paroxismo sordo, hasta la asfixia.

 

No seguir presenciando la vanidosa ostentación de infinitos oropeles, fecundos, súper reproducidos, con celeridad audaz. No es una opción.