Sobre el gran lienzo impenetrable
resbala el agua
del río verde,
con el aliento transforma
los ásperos terrones
de la tierra estéril,
en traslúcidos esmaltes
donde el soplo inquieto
del óvalo cerrado
gira y chapotea
tejiendo esferas multicolores
sublimes y engalanadas.
Un poema que sueña
en un camino certero
persigue un perfume
hasta los claros del bosque,
no arranques el aire de las palabras
si una noche de Junio
que se hace día,
en los pinceles de tus dedos
florecen bordadas las orquídeas
que acarician
mi piel transparente.