Se habla del tiempo, casi nunca de las horas.
Un tic-tac del reloj, es una obligatoria alerta.
Bella el Alba que, los Dioses llaman, Auroras.
La Luna se va, viene el Sol y abre las puertas.
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Entre Luna y Sol, se pasa el tiempo y la vida.
Así, el tiempo es un adiós y señala, un otrora.
Razón tienen los cuerdos, al focalizar las horas.
Ciertamente, hora a hora, surge una despida.
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Dicen los sabios que, el tiempo, en sí, muere.
No hay forma de validar, esa radical premisa.
Imposible, atajar al tiempo, sin que se altere.
Cabe saber, si tiene el ser, respuesta concisa.
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¡Yo jamás acepté la premisa de: Somos Eternos.
Si lo elaboro, me arropan, mis miedos internos!