En las puertas del nirvana
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Ser valiente en espesa cobardía
y ofrecerse a los versos en concreto,
engrandece las bases de un soneto
que atraviesa el umbral de la osadía.
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Desgranando sentires, yo pondría
en el pecho la mano, y con respeto,
juraría que el ímpetu indiscreto
del sujeto, desborda epifanía.
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El motivo o el modo se engalana,
de repente a los pies de mi relato
esperando sentirse igual mañana.
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Escribir en silencio por un rato
me transporta a las puertas del nirvana,
al que presto me lanzo de inmediato.
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Fotografía y poema Ramón Bonachí.