Ricardo Castillo.

Escalas de Grises

Entregado a las tareas superfluas y al desasosiego,
buscando una cuota de fealdad en la belleza,
y esculpiendo conceptos ambiguos.

Algún discernimiento lógico y efímero
que presagia al sujeto que soy,
desechando respuestas,
erigido en preguntas.

Ocupando involuntariamente el tiempo,
con pasajes colmados de quietud
y otros, atestados de jolgorio,
bullicio de multitudes.

Ana María,
asomada a la ventana, viendo el mar,
envolviendo su silueta
en suspiros de sal.

Sumido a ratos
en la nostalgia oculta del monocromo
(Dead Man, de Jim Jarmusch),
y otras veces, atrapado en el exterior
por una escala de grises reiterativa:
comida abandonada,
papeles arrugados,
harapos desgastados,
vidrios rotos,
colillas mojadas,
y un caballo enjuto como yesca,
comiendo de la basura.

La indiferencia
camina desenfrenada hacia el ocaso,
rumiando un futuro pasado.

El mismo destino, ineludible y sinsentido:
Voluntad que se disipa,
Acción que se repite,
Palabra que se olvida,
y sueño que desvanece.

ESCALA DE GRISES
VOX CLAMANTIS