INSOMNIO
Si la noche supiera que no puedes dormirte,
no te buscaría.
Enjambre de luz que atraviesa tus ojos,
melancolía sin nombre, velas encendidas noche a noche.
Cuando parará tu vigilia, noches de insomnio,
no bastan los lamentos,
multitud de búhos vigilantes, postes expuestos,
noches y días que pasan veloces,
calor sofocante, frio penetrante,
no basta que llores, que grites, que implores.
Todo llega y todo pasa, como llegan los días de gloria,
festival de colores, bullicio en las calles,
felicidad absoluta.
Llegan las tristezas y se posan en tus ojos,
te consumen, te oscureces con los ojos abiertos,
con los parpados que no quieren cerrarse,
con la angustia por dentro.
Ese ser que llevas dentro, no se calla,
ojos que no se cierran, voces que no hacen silencio.
Te hace falta el silencio, esa paz que medita,
que analiza, esa brisa placentera, ese oxigeno
que llene tus pulmones y recorra tu cuerpo
y llegue a tu cerebro.
Pero todo vuelve a empezar
y tu sigues insomne,
con las velas encendidas.
Autor: Fabio Bohórquez Rodríguez.
Registro No. 12-321-038.*
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