A cada día su esfuerzo
Qué hace mi yo
Qué lo debilita o hiere
La desesperación y el yo en su capricho de muerte
Cuánta no costumbre me posee
Es necesario saber que la cura existe
Y hay tanto que exige y duele el conocimiento
No hay ligereza que nos cambie
Todas las voces son amigas en santa procesión
Mi yo es mio
O de la imagen que me hago cuando golpeo la mesa
El cambio me exige más de mí
Y cómo saber qué es lo correcto
Mi fe se acaba
Y nunca uno imagina cuánto necesita de esperanza
Es así, caminamos nuestras penas y pecados
Se delatan los errores llevados en los huesos
Importa eso que dejamos secar bajo el Sol
Debo atravesar la línea de la oración
Y caminar descalzo sobre el estiercol
Cuánto de querer morir y no poder
El yo enferma porque sencillamente es humano