Haters digitales en toda inercia.
Vagando por la red, almas vacías,
estos haters se arrastran sin destino,
con dedos sucios y un odio cansino,
vertiendo su veneno en largas vías.
Su vida se consume en tonterías,
tan huecos como un cráneo zurcido,
desatan su desprecio embrutecido,
basura que se ahoga en porquerías.
Resentimiento oculto tras pantallas,
creen que el desprecio es un gran impacto,
pero el vacío es su única estructura.
Medran entre la mugre, vil, canallas,
y viven cuál marrano en su mal acto,
se arrastran en su odio, pura locura.
La Bruja Irreverente.