Mis padres están sentados
en esta playa,
de espermas rojos y óvulos claros,
para ver la danza sexual impredecible
de los cromosomas
en el espacio fosforescente
donde el deseo vibra.
Mis familiares en el futuro
llegaron en una nave de hidrógeno,
con penachos de polvo cósmico,
para participar en la celebración
del nacimiento sensual de la vida.
Yo les sirvo,
en mi palma de seda de araña,
los pensamientos efervescentes
que brotan de mi frente,
como ofrendas a la belleza
de nuestra identidad química.
HuGóS |10-4-2014 | 9:46 p.m.