AMIGO
Tú que me conoces bien,
fíjate en lo que te digo:
si un día cualquiera me ves
riendo más de la cuenta
con el gesto incontrolado;
abordando mis miserias
sin importarme la audiencia,
sin tomarme nada en serio
cual bufón atotmentado,
no te pienses que he bebido.
No, no es eso, acuérdate;
Yo te estaré agradecido
porque tú me has de entender…
Ese día yo te invito
A que tú sientas lo mismo;
Te invito a “llorar” conmigo
de la forma acostumbrada.
Sabes cómo, buen amigo,
no sería la primera vez:
Olvidémonos de todo,
ni una lágrima, ni un suspiro,
ni una pista al enemigo.
Cautericemos la herida
brindando con un buen vino,
Que nuestras risas se eleven
por encima del abismo.
Igual que en los viejos tiempos
incendiemos la velada,
que no se nos quede nada
de lo malo contenido.
Ya lo sabes, compañero,
seguro será divertido.
LUJITAR (8-4-23)