Me duelen de los pueblos las fronteras
caminos que no van a parte alguna
el injusto reparto de fortuna
y los necios que instalan las barreras.
Me duele el trigo escaso de las eras
el niño muerto por la sed y hambruna
falto de pan, de higiene y de vacuna
y el caído que abona las trincheras.
¡Cuánto duele injusticia y tiranía
y cuánto duele al hombre los agravios,
quién pudiera tornarle la alegría!
¡Quién conociera fórmula y secreto
de poner miel y música en sus labios
con los catorce versos de un soneto!