Exiges mi presencia, pero tú, nunca estás acá.
Cómo remediar lo que se escurre, en la nada.
No te has preguntado:¿Su alma qué me dirá?
Tú nunca has indagado qué, de ti, me enfada.
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Cantas y cantas, pero no entiendes tus letras.
Es cierto, tienes imaginación, para tu canción.
Escribes y cantas, pero a tu alma, no penetras.
Luz a la calle y fosca está la casa, no hay razón.
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Vas de velorio a velorio, de celebre en celebre.
Sé que sufres, por otros, acaso meditas, por mí.
Cierto, semejas a ese niño velado en el pesebre.
Sufres, gimes y por una pena ajena, te consumís.
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¡Dos cristianos, apegados a la cruz, se culparán.
Del yerro harán su Odisea y felices, jamás serán!