Nadie dispone del buen veredicto,
Ejercemos de meros aprendices
Mientras funcionamos con pocas luces.
Entre follajes y silencio estricto,
Observador y colaborador,
Ante la gran muralla inevitable
Llegaba a sentirme agente invencible,
Sin pasar de ser simple vividor.
Con un osado grito, manifiesto
Suficiente grado de libertad
Para sentirme firme y bien dispuesto
En feroz lucha contra la maldad;
Forjado con ese talante incierto
Que no anula mi neta claridad.