Quiero arrancar, hilo a hilo, la piel de mi pecho,
esa que acariciabas todas aquellas noches.
Tejer con mis manos un abrigo de besos
y palabras bonitas que te cobijen cuando no esté.
Duerme tranquila, cielo, te regalo mi perfume.
Recuerda que siempre puedo estar contigo,
cuando suspires y murmures mi nombre,
no lo olvides, aunque te cueste tanto trabajo.
Sé que no he podido salvarte, lo siento.
Ya no puedo hacer más con todo esto.
Estoy cansado, tú también lo estás y quieres irte.
Te lo ruego, no vayas a perderte en el espeso bosque.
Dormiré olvidado y en el suelo como un perro,
mendigaré cada noche porque no pude salvarte.
Así que, por favor, no olvides mi nombre.
Te amo, y un día volveré a verte, frente a frente.