Dicen que soy un conquistador, que lanzo palabras al viento, que busco en cada mirada una oportunidad para el intento.
Pero no conocen mi verdad, no ven lo que llevo dentro, creen que por ser amable mi corazón está en cada encuentro.
Si supieran que no es cierto, que no soy quien ellos piensan, que mi atención no es un juego, ni un deseo que se dispersa.
Porque cuando alguien me gusta, mis palabras ya no son ligeras, se vuelven directas, sinceras, y mi atención se refleja entera.
A ella, que me ignora sin razón, que me deja en el eco de su ausencia, quisiera decirle que no soy lo que creen, que solo busco su presencia.
Así que no, no soy quien murmullan, solo soy alguien que ansía la felicidad, cuando me gusta alguien, le dedico mis días, mis pensamientos, mi tiempo, mis noches enteras.
Pero me desespera, me consume el saber, que palabras vacías vuelen hasta oídos amados, que cambien su luz, su mirada sobre mí, sin que me pregunten, sin que me dejen decir que mi único deseo es entregarme por completo, que solo mis ojos tienen destino en quien me hace sentir.