Eres mi cactus tirano
en este desierto sufrido;
coronan el corazón
sus espinas de olvido.
Atónito, me doy cuenta,
cómo me duele tu adiós;
mi llanto, desdibuja tu nombre,
¡ya no somos dos!…
No pediste permiso
cuando asaltaste el corazón;
tampoco me avisaste,
al alejarte sin razón.
Es hora de agradecer,
el haber compartido vidas,
el sabor de tu Amor,
jamás se irá de mi nido.
Es hora de agradecer,
el haberte perdido,
pues eso atestigua,
¡que estuviste conmigo!
Angel Miguel