Las tunas de aloe, con su verde brillante,
bajo el sol danzan, su magia se teje,
un rincón de vida, refugio constante.
Con espinas que cuidan su tierno corazón,
cada tunita brilla, estrella en la tierra,
sus hojas susurran, en suave canción,
cantan historias de salud que se aferra.
Hoy les agradezco, con sincero aprecio,
por sanar mis heridas, por su fiel compañía,
mencioné al viento, en un suave roce,
que su ayuda es un regalo, un don de vida.
Quizás ellas, en su sabia profundidad,
comenten a la luna sobre mi agradecimiento,
su esencia en el aire, pura verdad,
es un lazo eterno, un vínculo de sentimiento.
Así, en el rincón donde crecen y sueñan,
las tunas de aloe, joyas del suelo,
un canto a la vida, que siempre enseña,
en la belleza simple, el amor en el vuelo.