No hay ninguna raza superior
ni tampoco somos diferentes,
los hombres, todos en el andar,
bajo un mismo cielo, en un solo mar.
Los colores de la piel
como sombras de un amanecer,
nos unen en la diversidad,
hermanos de la humanidad.
Igual que tampoco hay países
ni mundos que dividan sueños,
cada corazón late en la piel,
en el amor, en el anhelo.
El que no vea y no entienda
que somos polvo de estrellas,
no mira con el alma en calma,
no siente la esencia que nos ampara.
Nuestras voces un mismo canto,
en la risa y en el llanto,
de un anciano su sabiduría,
del niño que juega su alegría.
La sangre que fluye es río de vida,
da igual de qué tierras venida,
el mismo sol, la luna y el mar,
y nuestro ser, un hogar sin par.
Construyamos puentes, alianzas,
que no hay barreras en el querer,
solo un latido, el de ser,
así caminemos sin distancias,
a cada paso una esperanza,
el futuro está en bailar
todos con la misma danza.